VII Webinar-Coloquio
El Brasil de Bolsonaro. Pandemia, Sociedad, Política y Economía del gigante del sur
16 de julio de 2020
BIOGRAFÍA: Ignacio Ybáñez |
BIOGRAFÍA: F. García Casas | ASISTENTES:
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COLOQUIO
Ramón Jáuregui: Buenas tardes, buenos días para quienes nos escuchan desde Latinoamérica. Hoy tenemos con nosotros a dos embajadores de larga trayectoria, de máximo nivel, de largo recorrido, que representan; el uno a España, Fernando García Casas, y el otro a la Unión Europea, Ignacio Ybáñez Rubio.
Desde la Fundación Euroamérica hemos querido hacer una reunión sobre Brasil, el gigante del sur, que es el país que está despertando en este momento más expectativas pero también más preocupaciones porque se están conjugando toda una serie de informaciones en relación al desarrollo de la pandemia y que están dando lugar a una especulación altamente preocupante sobre el futuro del país en ese terreno. Pero también lo hemos celebrado porque queremos conocer de cerca cuál es el desarrollo de la vida social, económica y también de la vida política y de sus perspectivas. Decimos muchas veces que hablar de América Latina no es hablar de un continente, sino de muchos países; pero realmente entre los países de América Latina siempre hay que destacar la importancia cuantitativa y cualitativa de Brasil. De manera que esta era la intención que teníamos y no podríamos hacerlo mejor que con las dos personas que están allí, en Brasilia, y que representan a España, Fernando (García Casas), y a la Unión Europea, Ignacio (Ybáñez). Ambos pueden hablarnos con muchísimo conocimiento, profundidad y con la franqueza que permiten las reglas de Chatham House, sobre las expectativas de los elementos más importantes del país.
Ignacio Ybáñez es el jefe de la Delegación de la Unión Europea en Brasil. Es economista de formación y diplomático de carrera; fue Director General para el Magreb, África, Mediterráneo y Oriente Próximo por el gobierno español; fue Director General de Política Exterior y Multilateral entre los años 13 y 14; fue Secretario de Estado de Asuntos Exteriores del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación entre los 14 y el 17 y fue también Embajador de España en Rusia en los últimos años, entre el año 17 y 18. Y desde hace un año es el jefe de la Delegación de la Unión Europea en Brasil. Fernando García Casas es también un buen conocido por parte de todos nosotros. Es licenciado en Derecho y en Geografía e Historia. Tiene el Diploma de Altos Estudios Europeos del colegio de Europa de Brujas y Master of Arts por FetcherSchool of Law and Diplomacy; ha estado representando a España en organismos internacionales muy importantes: en el Consejo de Europa, en Naciones Unidas (Ginebra) y en la Embajada de España en Israel. Ha sido Embajador de España en Estonia y ha sido también Secretario de Estado de Cooperación Internacional justo hasta que fue nombrado Embajador de España en la República Federativa de Brasil en septiembre del 2018.Bienvenidos a los dos.
Yo querría empezar este coloquio preguntando a Ignacio, en primer lugar, a propósito del famoso Acuerdo UE-Mercosur. ¿Qué va a pasar con el acuerdo con el Mercosur? ¿Cuál es el estado actual de las negociaciones de este Acuerdo? Aquí sabemos que el aspecto negociador ha terminado ya, pero harán falta algunos pasos que tenemos que dar tanto en Mercosur como en Europa. ¿Cuál es el horizonte de ese tiempo? ¿Cuál es ese protocolo? Y la pregunta clave para muchas empresas que nos acompañan hoy es saber si será posible la entrada en vigor del apartado comercial de ese acuerdo el año que viene, 2021.
Ignacio Ybáñez: Es un gran placer estar aquí con vosotros y ver, aunque sea a través de la pantalla, “de la tela” como dicen aquí, tantas caras conocidas y buenas amigas y amigos. He tenido la ocasión de participar en algunos de vuestros webinars y para nosotros que estamos fuera, tener la posibilidad de ver cómo se perciben las cuestiones latinoamericanas desde España, nos resulta de gran utilidad.
Primero quisiera destacar la importancia del Acuerdo de Asociación UE/MERCOSUR después de una negociación de 20 años. Va a ser el mayor acuerdo alcanzado por la Unión Europea y para MERCOSUR va a ser el primer gran Acuerdo que alcanzan con uno de los bloques comerciales. Es un éxito, yo diría, de nuestra política exterior conjunta; de la Unión Europea, de las instituciones europeas – veo a Nacho Salafranca, que ha estado siguiendo siempre desde el Parlamento Europeo esos temas -, de los Estados miembros, y también de las empresas y del conjunto de la sociedad civil europea. Es, en definitiva, un gran éxito para todos nosotros. Es una apuesta por el libre comercio basado en reglas y ello en un momento importante donde actores relevantes de la comunidad internacional como pueden ser los Estados Unidos o China están privilegiando esquemas de protección. En este sentido, es una apuesta valiente de los países de la Unión Europea y de los países de Mercosur.
Es también una clara apuesta por el multilateralismo, en un tiempo también en que el multilateralismo parece ser puesto en cuestión. El Acuerdo recoge los principales acuerdos internacionales, muy especialmente el Acuerdo de París sobre cambio climático, pero también acuerdos en CITES sobre preservación de la biodiversidad o acuerdos de la OIT sobre derechos de los trabajadores. Como hemos anclado a Brasil en este ámbito multilateral es un ejemplo muy claro: al inicio del mandato del Presidente Bolsonaro parecía que Brasil podría salir del acuerdo de París y renunciar al Acuerdo UE/MERCOSUR. Pero no ha ocurrido así y Brasil se ha mantenido en el Acuerdo de París y es uno de los más claros defensores del Acuerdo UE-Mercosur.
Este acuerdo, además de ser un Acuerdo Político y de Cooperación, es un Acuerdo Comercial y, como tal, abre grandísimas oportunidades para ambos lados del Atlántico. Nuestras empresas y las empresas de los países de MERCOSUR van a poder generar riqueza. Esto es especialmente importante ahora tras el COVID-19 y los efectos que la pandemia va a tener en el comercio internacional y en la contracción de la actividad económica. El Acuerdo será para ambas regiones un elemento crucial en nuestros planes de recuperación económica.
Y por último, es un acuerdo moderno. Es verdad que hemos tardado 20 años en negociarlo, pero se han ido introduciendo todos los elementos que estos acuerdos necesitan en nuestros tiempos. Especialmente importante es todo el capítulo sobre desarrollo sostenible, pero también la promoción de los derechos humanos. Por lo tanto, yo creo que es una buena apuesta que hacemos los países de la Unión Europea y Mercosur conjuntamente.
Pero entremos en la parte del calendario a la que tu pregunta se refería, Ramón.
En junio de 2019 se acabó la fase de la negociación y se llegó al acuerdo con los países de Mercosur. Cabe recordar que en la fase final de la negociación jugaron un papel muy importante algunos países como España, Portugal o Alemania, que apoyaron fuertemente ese último tramo de la negociación cuando otros países de la Unión Europea empezaron a expresar dudas al respecto. Me estoy refiriendo al cruce de cartas sobre el Acuerdo. Pero también por el lado de Mercosur, países como Brasil con una nueva administración o como Argentina, con una administración al final de su mandato, apostaron y apoyaron ese Acuerdo. Ello fue un éxito muy celebrado en ambos lados del Atlántico pero ya en esa época existían diferencias.
Tras el fin de las negociaciones y durante el resto del año 2019 y 2020, con la dificultad añadida de los últimos meses debido al COVID-19, se ha culminado todo el proceso de revisión del Acuerdo, lo que ha sido largo y complicado. Con el intenso trabajo de los equipos negociadores el pasado 18 de junio se finalizó la parte política y de cooperación, así como la parte de las disposiciones finales; un poco antes se había terminado la parte comercial. Con ello, ahora sí tenemos un Acuerdo plenamente cerrado y entramos en las partes, primero de revisión jurídica de los textos finales y, por otro lado, de las traducciones a los 22 idiomas oficiales de la UE.
La aspiración de la Comisión Europea, así como de la Presidencia alemana del Consejo – que es ahora quien ejerce esa labor hasta el final del año 2020- es poder llegar a la firma del Acuerdo durante lo que nos queda de año. Para ello, la Comisión tiene que acabar su trabajo previo de preparación y presentar una propuesta formal al Consejo, quien tiene que aceptar esa propuesta; es en ese momento cuando pasaríamos a la firma.
Por parte de los países de Mercosur, todos ellos manifestaron recientemente su acuerdo político en la última Cumbre de Jefes de Estado que tuvieron todavía bajo la Presidencia paraguaya. En el acto de traspaso de presidencia a Uruguay estuvieron los Presidentes de los países de Mercosur, participando también el Alto Representante de la UE, y Vicepresidente de la Comisión, Josep Borrell. Todos ellos ratificaron su deseo de poder llegar a la firma durante este semestre.
Tras la firma, el Acuerdo tendrá que ser aprobado por el Parlamento Europeo, lo que será sin duda una discusión política complicada, pero en la que esperamos tener buen resultado, Y después, siendo un Acuerdo de naturaleza mixta, tendrá que pasar a su aprobación por cada uno de los Parlamentos de los Estados miembros de la UE en lo que será la fase de ratificación. El mismo esquema tendrá que repetirse lógicamente en el lado de Mercosur en sus respectivos parlamentos.
En relación a la aplicación provisional, ése es uno de los elementos que la Comisión tiene que preparar jurídicamente para presentar al Consejo. Todavía no está decidido pero hay una gran voluntad de que pueda tener una aplicación provisional lo antes posible. Yo creo que si ya el Acuerdo Unión Europea – Mercosur era importante para las dos regiones, con el Covid pasa a ser todavía más importante. Estamos entrando en una época de un retraimiento del comercio internacional grandísimo que nos va a afectar a todos; a las economías de la Unión Europea que son economías abiertas, pero también a los países de Mercosur. Por lo tanto, una aplicación provisional rápida, sobre todo de la parte comercial del Acuerdo, sería sin duda una excelente noticia para las empresas europeas y para las empresas brasileñas y del Mercosur.
Ramón Jáuregui: Creo que el horizonte que señalas es el más optimista; que en la presidencia alemana pueda producirse la firma a finales de este año y la entrada en vigor fuera en el primer semestre del año que viene. ¡Ojalá que así sea!
Quería preguntar a Fernando, a propósito de la situación actual de la pandemia en Brasil, ¿Qué está ocurriendo? ¿Cómo está produciéndose la vida en el país? No tanto las estadísticas, que más o menos las vemos en los periódicos. ¿Qué previsiones de evolución y de medidas se están adoptando? ¿Cómo están funcionando la sociedad, la economía?
Fernando García Casas: Es un honor estar aquí con la Fundación Euroamérica, que fue un referente en mis años en Madrid; primero, junto a Enrique Iglesias, en la Secretaría General Iberoamericana, y luego como Secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe. Aquellos almuerzos, en los que tantas veces participé como asistente y alguna vez como ponente, quedan en la memoria como una parte grata e interesante de la vida, y que ojalá tenga continuidad. Yo me he sentido siempre una pequeña parte de vosotros.
Respecto al impacto de la pandemia en Brasil y en la región, las cifras son muy duras. Ahora mismo, Latinoamérica es el epicentro mundial con el 60% de los casos de contagios y el 64% de los fallecimientos. En el caso de Brasil, solo por mirar cifras de anoche, casi dos millones de contagios – 39.000 en un solo día – y 75.366 óbitos -1.203 fallecimientos anoche -. Y al pico aún no se ha llegado. Hay que tener en cuenta que Brasil es la primera letra de los países BRICS, y todos ellos están ahora mismo dentro de los que tienen mayor número de contagios y fallecidos. Es el gran dilema de las economías emergentes; cómo actuar ante esta pandemia: hay apertura y cierre, hay dudas y se mira la experiencia de Europa y cómo adaptarla a las condiciones locales.
Es importante decir que como Brasil es un país-continente (sólo la Amazonia es casi 10 veces España), la gravedad de la situación va por zonas. En Manaos, Amazonas, que fue inicialmente muy grave, se está mejorando; y ahora, sin embargo, el problema se está extendiendo: Sao Paulo y Río son dos grandes focos. También está afectando más a esta zona donde estamos, el Centro-oeste, que, por cierto, es el que mejores resultados económicos está ofreciendo por el agronegocio; en el sur – donde hay además una ola de frío que complica la situación; y en las ciudades del interior, porque como los Estados son tan grandes (solo Pernambuco es como Portugal y es de los más pequeños), el desplazamiento de ciudades del interior o pequeños núcleos de población hasta las capitales, donde están las UCI, en ocasiones también aumenta la mortalidad. Por hacernos una idea, las 27 capitales de los 27 Estados tienen al 24% de la población y al 50% de las camas UCIs. Con lo cual esa concentración sanitaria complica la situación. Hay, no obstante, nuevas líneas de actuación a las que luego me referiré.
Segundo punto: los desafíos de si abrir o cerrar y cómo hacerlo. Los confinamientos han sido la práctica europea; el aislamiento social es lo que, a falta de vacuna, funciona. Pero aquí hay 41 millones de personas que viven de la calle y casi en la calle: paseadores de perros, vendedores en los semáforos, asistentas y jardineros eventuales, personas que necesitan salir a ganar el sustento diario. Conviene también indicar que, de cada dos empleos del sector informal, se pierde uno en el sector formal; y ahora mismo menos de la mitad de la población en edad de trabajar está ocupada. La competencia de cerrar y abrir es de los Estados y de los Ayuntamientos, eso en ocasiones genera también algunos dilemas e incluso desconcierta a algunos sectores sociales.
Una medida muy importante es el gran paquete fiscal, el quinto a nivel mundial: más de 120 mil millones de euros que el Gobierno Federal ha implementado en base a 4 elementos muy importantes y que ha hecho que, por ejemplo, la precariedad social o la inseguridad no hayan crecido: una gran ayuda emergencial con 6 pagos de 3 + 3 meses de unos 130 euros mensuales para personas de baja renta (que ha alcanzado a más de 54 millones de brasileños); un enorme paquete de ayudas a Estados y Municipios; de ayudas a empresas y de compras de material médico y construcción de hospitales de campaña. Son los cuatro grandes vectores de este paquete emergencial, que ha sido importante a efectos sociales y económicos y que ha generado un apoyo adicional al Gobierno.
Y luego, ¿cómo están los Estados y Municipios funcionando? se abre y se cierra el comercio, se amplían o restringen actividades y servicios en base a 5 criterios: número diario de fallecidos, número de camas UCI disponibles, número de contagios en las últimas 24 horas y número de enfermeros internados con, al menos, insuficiencia respiratoria grave.
Hay dos cosas importantes para terminar este punto: Uno, las vacunas. Brasil está implicado en el proyecto de la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca. También han firmado un acuerdo con el Instituto Butantan y el laboratorio chino Sinovac; de manera que están buscando soluciones para que, cuando las vacunas se produzcan, poder actuar con rapidez y poder inmunizar a la mayor parte posible de la población, que alcanza 211 millones de personas.
Y en quinto lugar quiero destacar, por ser uno de los rasgos más positivos de esta sociedad, la solidaridad. Desde que ha empezado la crisis, más de 1.500 millones de euros, a través de muy diversas instituciones, han ido siendo encaminados de los sectores más prósperos a los de menor nivel de renta.
Ramón Jáuregui: Fernando, parecería que la articulación que has expresado del conjunto de medidas del gobierno son mucho más serias y mucho más amplias que la percepción externa que estamos recibiendo en el mundo del anecdotismo que acompaña al Presidente.
Fernando García Casas: Sí, lo del anecdotismo que, en efecto, en algún momento ha podido ser preocupante por lo que supone de imitación social, quizás ha escondido este intenso paquete de medidas fiscales que se está desarrollando aquí.
Ramón Jáuregui: Ignacio, para seguir con Mercosur, que interesa mucho a nuestros patronos, me gustaría que nos describieras cuáles van a ser sus repercusiones en los sectores económicos principales; cuáles son sus ventajas principales y dónde tenemos que preocuparnos de la competencia que se deriva de ese mercado abierto a Mercosur, a Argentina y Brasil especialmente. Y en relación a lo que hablabas de la ratificación del Acuerdo por parte del conjunto de países del Mercosur, Argentina tenía en un principio más dudas en ese sentido. ¿Puedes contarnos tu versión sobre todas estas cosas?
Ignacio Ybáñez: No han ratificado aún; lo que hubo es una reunión de Presidentes de los países de Mercosur en la que manifestaron todos ellos, incluido el Presidente argentino -lo que fue especialmente importante- su apego al Acuerdo y su voluntad de llegar a su ratificación. No han podido empezar los procesos de ratificación porque el texto todavía estaba, por decirlo de alguna forma, abierto para su revisión final, aunque ya cerrada la negociación.
Ahora – igual que va a pasar en nuestro ámbito europeo con propuesta de la Comisión para el Consejo y luego el Parlamento Europeo – también en cada uno de los países de Mercosur los gobiernos tienen que llevar el Acuerdo a sus Parlamentos para posteriormente acordar su ratificación.
En el caso de Brasil, la percepción que tenemos es claramente positiva. El Acuerdo cuenta con el apoyo del Gobierno y de las principales fuerzas políticas; pero también, yo diría, que el Acuerdo cuenta con el apoyo del conjunto de la sociedad brasileña, de sus empresas y de la sociedad civil.
En Argentina, con el cambio de Presidente, hubo un momento de incertidumbre porque, en campaña, el Acuerdo UE-Mercosur y las negociaciones que había llevado a cabo la Administración del presidente Macri fueron puestos en cuestión. Pero lo cierto es que Argentina con su nuevo gobierno ha demostrado su intención de ratificar este Acuerdo. El bloque Mercosur está ahora mismo unido con el Acuerdo y eso para nosotros, los europeos, es una buena noticia.
El Acuerdo lo vemos normalmente desde el lado económico porque es un gran acuerdo comercial entre Unión Europea y Mercosur. Pero yo insisto cuando lo presento que no es solo un Acuerdo comercial; es un Acuerdo de Asociación, un Acuerdo de Cooperación política y económica. Esto es muy importante. Como decía antes, estamos en un momento en el que parece que lo multilateral no está bien visto. Este Acuerdo va a colocarnos a los países europeos y a los países de Mercosur en una situación estratégica y yo creo que tenemos ventajas por ambos lados.
Empezaré por el lado Mercosur, muy centrado en mi caso en Brasil, pero muchas de estas condiciones lógicamente se aplican al resto de los países de Mercosur.
Su primera consecuencia es que sus empresas van a tener acceso preferencial al mayor mercado del mundo, el mercado de la Unión Europea.
En segundo lugar, van a aumentar su competitividad por la competencia y van a conseguir estar al nivel que están los otros países que ya tienen acuerdos comerciales con la Unión Europea, como es el caso, por ejemplo de Chile o de Colombia; pero también de Corea del Sur. En este caso, los países de Mercosur van a ponerse a ese nivel y eso en muchos sectores es especialmente importante.
Un tercer elemento, muy defendido por el gobierno brasileño, es que va a promover una serie de reformas que son muy necesarias en un país como Brasil, reformas que ya empezó este gobierno, como por ejemplo, la reforma de la previdência o de la seguridad social. Una reforma que era deseada por los políticos brasileños desde hace ya muchos años y este gobierno de Bolsonaro, con el Ministro Guedes a la cabeza, lo consiguió el año pasado. Hay otros paquetes de reformas que son importantes como la reforma fiscal: Brasil es un país tremendamente complejo desde el punto de vista fiscal y, por tanto, hacer una simplificación es absolutamente necesario; y el Acuerdo con la UE les incentiva para hacerlo. Y cómo no, la apertura comercial. Pues bien, el Acuerdo UE/MERCOSUR es también un elemento de esas reformas en lo que tiene de apertura económica del país. Brasil y los otros países de Mercosur han sido siempre economías muy cerradas (lo vemos en las tasas de tipos de los aranceles que han tenido en vigor y que siguen existiendo hasta que el Acuerdo entre en vigor, pero también en muchas otras normas que limitan la participación de empresas extranjeras); por tanto, esa apertura va a ser sin duda muy beneficiosa para ellos.
Otro elemento positivo es la atracción de inversiones. La Unión Europea es el principal inversor en Brasil. Hay muchas empresas europeas, y españolas en concreto, que han apostado por Brasil hace tiempo. Para muchas de esas empresas la operación Brasil es una parte muy importante de sus operaciones. El Acuerdo va a permitir aumentar las inversiones europeas y eso, para una economía como la brasileña, es muy necesario en muchos sectores, como puede ser el de infraestructuras, el de saneamiento u otros muchos sectores que para seguir modernizándose tiene que seguir contando con el aporte de la inversión extranjera.
El Acuerdo también va a promover la transferencia de tecnología. Brasil tiene algunos sectores punteros como por ejemplo agro negocio; hoy en día son capaces de vender sus productos en todo el mundo y de una forma extremadamente competitiva. Pero, en cambio, tienen otros sectores donde la transferencia de tecnología va a ser muy necesaria.
Lógicamente como todo acuerdo comercial, habrá un beneficio para los consumidores, que podrán consumir productos a un precio mucho menor. Eso se aplica para ambos lados.
Y un último elemento muy positivo para Brasil, y para el conjunto de los países de MERCOSUR, es el efecto que el Acuerdo va a tener para promover la integración regional. La integración del Mercosur, que fue pionera en sus momentos, ha vivido momentos muy complicados con grandes dudas por parte de sus socios y yo creo que llegar a un acuerdo con la Unión Europea sin duda va a ser importante.
Y cómo no, por el lado europeo también hay beneficios, muchos de ellos parecidos, otros propios de la UE.
Hay uno que yo destaco mucho, que es “la ventaja del precursor”: el primero que llega a un sitio tiene una ventaja y si conseguimos este Acuerdo – y ese es el reto que tenemos ahora frente a nosotros – vamos a ser los “precursores”: la primera gran zona comercial que va a tener un acuerdo con los países de Mercosur y ahí nuestras empresas van a poderse beneficiar de esa ventaja.
Como es lógico, también mejorará nuestra competitividad. Va a haber una reducción de los derechos arancelarios impresionante al ser actualmente mercados bien cerrados. Vamos a crear oportunidades para muchos sectores; hay sectores obvios como pueden ser los sectores industriales, pero hay otros de los que se habla menos y que creo que son importantes. Por ejemplo, en el caso del sector agrícola y de productos alimenticios. Por el hecho de ser un mercado cerrado muchas de nuestras empresas no podían exportar sus productos. Con el Acuerdo, muchos productos europeos podrán venderse aquí.
En cuanto a las denominaciones de origen, este Acuerdo llega a un récord de 355 denominaciones de origen reconocidas, que es un récord absoluto; y en ese sentido para muchas empresas europeas va a ser una protección de su capital.
El mercado de servicios, que ha sido un mercado tremendamente cerrado, se va a abrir: va a haber acceso a los contratos públicos. Hasta ahora teníamos una situación bastante peculiar ya que las empresas brasileñas podían participar en concursos públicos en Europa, pero las empresas europeas no podían participar en concursos públicos en Brasil; eso está cambiando como parte de esa reforma que Brasil ha hecho y con el Acuerdo todo esto va a quedar abierto en un periodo corto de tiempo.
Y por último, damos una gran importancia al apoyo a las pequeñas y medianas empresas, que para los países europeos son una parte muy importante de nuestra actividad económica y queremos apoyarlas durante este proceso de transición hacia este nuevo mercado. El Acuerdo tiene provisiones para ello.
Por tanto, yo creo que los beneficios económicos son muy grandes para todas las economías implicadas.
Es verdad que hay sectores que van a sufrir, pero en conjunto es un Acuerdo que va a generar riqueza por lo que nosotros deseamos que pueda ser, primero, firmado por las partes, luego ratificado y, lo antes posible, aplicado.
Ramón Jáuregui: Muchas gracias Ignacio, aprovecharemos para llevarte de defensor del Acuerdo a algunos foros donde resulta difícil de convencerles.
A Fernando le quería preguntar ahora sobre la situación política en Brasil. ¿Qué está pasando desde el punto de vista de la estabilidad de su Gobierno, qué tensiones se viven en el seno del Gobierno? Hemos visto también un anecdotario con la salida de Sérgio Moro del Gobierno ¿Qué perspectivas hay para las elecciones dentro de dos años? ¿Volverá Lula? ¿Se presentará Moro? Cuéntanos un poco el estado de la situación en el país.
Fernando García Casas: De entrada, yo diría que Brasil es una de las mayores democracias del mundo y, como tal, está profundamente apegada a los mecanismos democráticos. Hay un debate muy intenso, unos equilibrios de poder dinámicos, difíciles, con debates intensos casi cotidianos. Además de lo que hace el Supremo Tribunal Federal como guardián e intérprete de la Constitución, la Cámara de Diputados ha aprobado 59 proyectos en los tres últimos meses. En iguales meses de 2019 fueron sólo 30; o sea que, incluso con el Parlamento operando a distancia, se han logrado buenos resultados.
En efecto hay situaciones paradójicas en el gobierno. Como, por ejemplo, que un país que tiene miembros en la élite mundial de la medicina y de la sanidad, tiene un General encargado, interino, del Ministerio de Salud en más 62 días. Y se acaba de nombrar al cuarto Ministro de Educación en 19 meses.
No obstante, y pese a ciertos problemas gubernamentales -cuatro Ministros de Educación en 19 meses, interinidad en el Ministerio de Salud durante 60 días- en la última encuesta de Datafolha, el Gobierno Bolsonaro mantiene el 42% de la aprobación y el 47% de reprobación; esto quiere decir que tiene un sólido sustento que le puede permitir – si hace las cosas con moderación y las reformas previstas – ser un candidato solvente para las elecciones de 2022. Y da la impresión de que hemos pasado de una etapa de mayor confrontación a una etapa de mayor moderación: algunos elementos ideológicos más afines al Gobierno Bolsonaro están ahora más serenos; ese notable núcleo de 10 ministros exmilitares están iniciando un diálogo importante con los 11 partidos del llamado centrao, del Centro político, en la Cámara de Diputados; e incluso, bajo liderazgo del vicepresidente de Hamilton Mourão, ha habido un cambio de postura en cuestiones de la Amazonia, empezando a ver la gravedad de la situación y haciendo políticas de control de incendios, represión de queimadas de la deforestación, regularización fundiaria y otra serie de mecanismos como la promoción de la bioeconomía y la represión más eficaz de los tráficos ilícitos.
Hay algo importante, lo mencionaba Ignacio, el agronegocio, que lleva exportando los últimos meses más de 10 mil millones de dólares mensuales; estamos hablando del tercer productor mundial de alimentos en soja,maíz, carne de porcino, vacuno; y en carne de pollo primer productor mundial. Y por darnos idea lo que esto supone – que además hace que el centro del poder político vaya gravitando hacia el Centro-este reforzando más Brasilia que las capitales tradicionales, Sao Paulo y Río – en 30 años ha aumentado el 68 % la superficie cultivada, que es mucho, pero es que la producción ha aumentado un 412%; y esto es realmente transformador.
En relación a la oposición, está desunida. Se fraguó un movimiento cívico llamado “Somos el Setenta por ciento” pero de momento no se organiza en torno a un líder. Queda tiempo hasta el 2022 y ya se mencionan algunos nombres. Lula no parece ser un candidato viable, pese a toda su trayectoria política anterior y con los procesos que aún tiene abiertos, una opción razonable para el futuro. En cuanto al ex Ministro Sérgio Moro, que ha hecho realmente una bandera del combate a la corrupción, a la criminalidad común y al crimen organizado, está buscando ahora mismo un perfil porque, habiendo tenido el éxito de la operación Lava Jato,es ahora mismo rechazado no solo por los bolsonaristas, sino también por buena parte de la oposición que aún, digamos, no confía en él. Yo debo romper una lanza en su favor porque fue impecable en la extradición del terrorista García Juliá, responsable de la matanza de Atocha, uno de los nuevos momentos más sombríos en la recuperación de la democracia española.
La posibilidad de un impeachment de Bolsonaro, a pesar de las más de 30 peticiones al respecto, queda muy lejos, ya que no hay movimiento en la calle, ni suficiente articulación de la oposición política. El horizonte es la primera vuelta de elecciones municipales del 15 de noviembre, que se aplazaron por la pandemia. Hay una atomización de candidaturas, pero es verdad que todavía no se han producido las Convenciones partidarias; la izquierda parece fragmentada y el Partido de la Socialdemocracia Brasileña de Fernando Henrique Cardoso, que fue el que más prefecturas (alcaldías) consiguió en 2016, está también ahora en un momento de reestructuración.
Es interesante mencionar que el gobierno promete seguir con la agenda de reformas estatales, la reforma administrativa – de la que, al parecer, ya está el texto preparado – y la tributaria – para simplificarla (hay hasta cinco impuestos al consumo), hacerla más justa para la sociedad, más neutral para los inversores y menos perjudicial para el ambiente de negocios.
Mejora del gasto público: Las carencias, agudizadas ahora con la pandemia, hacen necesario continuar realizando transferencias de renta. El programa emblemático “el Bolsa Familia”, inicialmente de Fernando Henrique Cardoso, que luego Lula y Dilma Rousseff tanto reforzaron, se va a pasar a llamar, al parecer, “Renta Brasil” y acumulará la Bolsa Familia, el Beneficio de Prestación Continuada, el Abono Salarial y el Seguro Defeso.
Si se acomete ese programa de reformas estatales, de reformas de políticas sociales y otras fundamentales – como la del saneamiento, la nueva ley del gas, el marco legal de los ferrocarriles, la privatización de Electrobras, el nuevo sistema de la marina mercante y el nuevo marco legal del sector eléctrico junto con el enorme paquete de programas llamado Pro Brasil o Parcerias por Investimentos (que va a transformar puertos, rodovías y aeropuertos) – y se logra compaginar con la necesidad de gasto social para salir de la pandemia, tendremos un crecimiento en 2021 en torno al 3% que permitirá superar esta crisis. Por lo tanto, las perspectivas requieren cautela, pero también confianza en un mercado que es el octavo consumidor del mundo y el cuarto receptor de inversión extranjera directa.
José Ignacio Salafranca: El Embajador Ybáñez nos ha explicado muy bien el proceso de negociación, la revisión legal, el tema de la traducción a las lenguas oficiales, la firma y el proceso de ratificación. Hay un elemento que me ha parecido entender, y que me parece particularmente relevante, que se refiere a la naturaleza con el que la Comisión y el Servicio Europeo de Acción Exterior tienen que calificar al Acuerdo. Ignacio nos ha dicho que va a ser un Acuerdo de naturaleza mixta; esto no es irrelevante a los efectos de la ratificación; en el Parlamento Europeo el proceso de ratificación se hace por mayoría simple en cambio en el Consejo se hace por mayoría cualificada en el caso de que fuese un acuerdo de competencia exclusiva comunitaria. ¿Podrías por favor, Ignacio, decirnos si la Comisión, antes de la propuesta a la firma del Consejo, considera que este Acuerdo es un Acuerdo de Asociación mixto? Y si así fuera, ¿está excluido que fuese ratificado en dos partes, la parte comercial que podría ser objeto de una aplicación más rápida o si este tema está todavía pendiente? Y un pequeño comentario adicional a la preocupación expresada por Ramón al principio: hemos leído con mucha atención las conclusiones de la Cumbre, esta quincuagésimo sexta del Mercosur y hemos visto que el Presidente argentino ha dicho que el Acuerdo presentaba unos desafíos sobre asimetrías entre la UE y el Mercosur. Yo entiendo que, a estas alturas de curso, con una negociación tan complicada, el reabrir algún capítulo sería prácticamente imposible.
Y para el Embajador de España, Fernando, quisiera preguntarte: en esta Cumbre UE – Mercosur ha habido un gran debate sobre la reducción del arancel exterior único, planteado por Brasil, Paraguay y Uruguay del 15%, que es el arancel medio, a un porcentaje más bajo. ¿Cómo veis esto desde la perspectiva del Mercosur? Y última pregunta es el debate que se está produciendo sobre el tema la presidencia del BID que se tendrá que cerrar con motivo de la Asamblea en el mes de septiembre. ¿Cuál ha sido realmente la posición de Brasil en este tema, habida cuenta de la pléyade de candidatos de la región que han surgido?
Ignacio Ybáñez: La Comisión Europea está en un nuevo formato con sus nuevos integrantes y no ha visto el Acuerdo como tal; y, por tanto, todavía no hay una decisión sobre cómo se va a tramitar el Acuerdo. Esa es una decisión que en primera instancia le compete al Colegio de Comisarios. Cuando he hecho el comentario sobre la naturaleza mixta del Acuerdo, yo me refiero al conjunto. Si miras el conjunto de los elementos que tiene el Acuerdo y los precedentes de otros acuerdos similares firmados por la UE con otros socios, todo parece indicar que, si un acuerdo como fue el de UE/Canadá, el CETA, éste fue considerado como mixto, es difícil que el Acuerdo UE/MERCOSUR en su conjunto no sea considerado como tal. Existe la posibilidad, que tú Nacho has mencionado, de hacer lo que llaman en Bruselas el split, la división del Acuerdo y, por tanto, dejar los componentes más propiamente de un acuerdo comunitario por un lado y los componentes donde están las competencias de los Estados Miembros en otra parte, manteniéndose la unidad del Acuerdo. Existe ese debate, pero aún no hay nada decidido y por ello yo no me puedo pronunciar al respecto.
Me decía Ramón que me iba a proponer hacer campaña y en eso estamos. En esa campaña en España os pido a todos vosotros el apoyo; es muy importante que las empresas, vosotros en vuestros puestos de responsabilidad, hagáis campaña a favor del Acuerdo e insistáis en la urgencia del Acuerdo y sobre todo en lo positivo que el mismo es. La voz de América Latina siempre se oye mucho a través de lo que se dice en la península y, en ese sentido, si vosotros podéis hacer presión para decir que realmente esto es muy necesario tanto para los países de Mercosur, como para los de la Unión Europea, será muy importante.
El debate va a ser complicado, abierto y se van a mezclar todos los temas; y algunos, como el tema Amazonas, sin duda van a estar muy presentes. Nosotros pensamos que con el Acuerdo nos dotaríamos de más instrumentos para conseguir que Brasil haga su parte del trabajo con respecto a la protección de Amazonas y también al uso sostenible de esa riqueza brasileña del Amazonas. Estamos dispuestos a ayudar a Brasil en ese sentido, pero son ellos los que tienen que hacer los cambios.
Fernando García Casas: en relación a la Cumbre del Mercosur, se ha presentado como un éxito y lo ha sido; pero hay algo también que ha pasado más desapercibido y es que al día siguiente había una Cumbre de Prosur, en la ciudad de Encarnación, que no se realizó finalmente. Y eso hay que tenerlo en cuenta junto con la reflexión sobre una situación nueva, un candidato estadounidense al BID en un país que tiene la sede del BID. Había una práctica, a veces establecida en los tratados, otras no, en muchas organizaciones internacionales donde la sede y el Presidente – o Secretario General según las denominaciones – no pertenecían al mismo país. Esto puede ser quizá un pequeño problema para la definición de una sociedad más multilateral, que es lo que pretendemos. La no celebración de la Cumbre de Prosur nos indica cómo está la situación en integración regional en una región que fue pionera con la Aladi en 1949, por delante de las Comunidades Europeas. En la situación actual, UNASUR desapareció; en la última Cumbre de CELAC de México no estuvieron ni Brasil, ni Bolivia, ni Dominica,ni Trinidad y Tobago. Cabe entonces preguntarse cuál es el nuevo mecanismo, cómo está la región. Es verdad que está el BID y la CAF como instituciones que además arman la financiación y la articulación regional, y ahora necesitan mayores recursos para la recuperación de la región; y están el Mercosur y Alianza del Pacífico. Y creo que ese Acuerdo Unión Europea-Mercosur apoyará la institucionalidad regional.
Trinidad Jiménez: Quisiera preguntar a los dos Embajadores: al Embajador Ybáñez si hay un plan B y si se habían removido ya los obstáculos que tradicionalmente se habían puesto cuando se trataba de concluir finalmente el Acuerdo Unión Europea – Mercosur. Y en el caso del Embajador García Casas, es verdad que se han tomado decisiones por parte del Gobierno, que hayan tratado de paliar las consecuencias de la Covid-19 entre la población más vulnerable; pero también es cierto que, siendo verdad que Brasil es un país muy grande – es un continente en sí mismo – y es complicado gestionarlo y gobernarlo, el protagonismo de los gobernadores ha sido muy evidente y el papel que quiere jugar también aquí el propio Congreso de los Diputados. Si nos puedes hablar de ese equilibrio de poderes y de cómo se va a poder resolver en un futuro más inmediato. No me resisto a preguntar sobre un tema que creo que puede a ser competencia de ambos: Brasil y las tensiones con China, la presión por parte de Estados Unidos y la presencia de Huawei en la región pero de una manera particular en China.
Ignacio Ybáñez: Plan B no existe y además yo creo que sería muy malo tener un plan B. Creo que realmente es muy importante que la Unión Europea no pierda esta oportunidad porque estamos hablando del papel de Europa en el mundo. Si no somos capaces de sacar adelante un acuerdo con una región como es América Latina, con unos países con los que tenemos todas las relaciones que nos podamos imaginar, desde las históricas, culturales, afectivas pero también las políticas y las económicas, es difícil pensar que la Unión Europea pueda ser relevante en el mundo. El plan A es seguir adelante con esta propuesta. Es lógico, primero, la discusión dentro del Colegio de Comisarios para ver cómo es el formato, cómo se presenta al Consejo y al Parlamento Europeo y luego seguir adelante. Con la presidencia alemana hemos trabajado mucho, antes incluso preparándonos para la presidencia;. Si Alemania, con el peso que tiene en la Unión Europea, coge la bandera del Acuerdo yo creo que se puede conseguir. No vamos a tener muchas más oportunidades y si no lo aprovechamos ahora, otros lo harán, como es el caso de Estados Unidos o de China.
El tema de la presencia china, y en particular Huawei, lo seguimos muy de cerca, no sólo por la posición que nosotros tenemos respecto a determinados temas como la protección de datos y otras cuestiones que la oferta Huawei, por decirlo de una forma, incluso en Brasil plantea dudas; pero también porque tenemos empresas europeas que están compitiendo con Huawei, como pueden ser las empresas finlandesas o suecas y más indirectamente las propias empresas de otros países como puede ser España en otros sectores. El Embajador de Estados Unidos ha venido con consignas muy claras en este tema, están haciendo muchísimo lobby en contra de Huawei, por lo menos para proteger y están teniendo algún resultado. En todo caso el Acuerdo de Asociación es para los europeos una oportunidad única para desarrollar nuestra relación con los países de MERCOSUR y la tenemos que aprovechar. Si no lo hacemos China estará mucho más presente en América Latina, ellos no van a desaprovechar la oportunidad.
No había contestado a una cuestión suscitada por Nacho Salafranca que es importante. El tema de Argentina lo hemos vivido con cierta preocupación durante todo este proceso, pero ahora estamos mucho más tranquilos. Desde la Cumbre MERCOSUR hemos visto que los mensajes del propio Presidente argentino han sido muy claros a favor del Acuerdo, gracias en gran medida al empuje que han dado Brasil, Uruguay y Paraguay al Acuerdo. Ahora Argentina está mucho más concentrada en el tema de su deuda que es una negociación para ellos complicada. Y ese mensaje que tú decías que había hecho el Presidente se refiere más a buscar algún acomodo en el proceso de aplicación, buscar algún tipo de programa específico para Argentina en sectores económicos que puedan sufrir, como le va a pasar a Brasil, a Uruguay o a Paraguay. Y en eso la Unión Europea está dispuesta a acompañar, como lo vamos a hacer también con las empresas europeas que puedan sufrir más; pero es más como medidas de acompañamiento que una discusión sobre el Acuerdo como tal.
Por añadir finalmente algo sobre la situación económica de Brasil, tenemos muy buena relación con el Gobernador del Banco Central Brasileño, Roberto Campos Neto, a quien tuvimos hace poco en una reunión de Jefes de misión de la Unión Europea. Allí nos presentó un panorama de la situación económica del país, calificándola de complicada porque es consciente de lo duro que está pegando el COVID y de los efectos económicos que va a tener, pero también se mostró esperanzado en que se pueda continuar, como decía Fernando, con ese proceso de reformas que el país tanto necesita.
Nos habló de las debilidades de la economía brasileña como es su déficit público y la fuerte presencia del Estado en la economía, pero también de sus fortalezas, una de las cuales es su sector agrícola. En este periodo de COVID las exportaciones agrícolas brasileñas han aumentado y ese potencial va a ayudarles, sin duda, a recuperarse. Y por otro lado cuentan mucho, y por eso el Acuerdo también es importante para ellos, con las inversiones extranjeras; que las empresas europeas que ya estáis en Brasil sigáis creyendo en Brasil como proyecto. Y yo creo que las reformas que están haciendo pueden ayudar al respecto.
Fernando García Casas: Sobre Huawei, de acuerdo con cuanto ha explicado Ignacio, añadiendo que en este como en tantos otros casos, estamos atentos a defender como siempre, y en la medida de nuestras posibilidades, los intereses de las empresas españolas. Respecto de los Gobernadores, que tienen un creciente papel en esta gran democracia, como comenta Trinidad Jiménez, es cierto que son actores de primera línea de la política brasileña, y una parte importante de ese complejo equilibrio de poderes entre Gobierno Federal – Cámara de Diputados y Senado – Supremo Tribunal Federal – Gobernadores – Ayuntamientos. Están teniendo, con resultados diversos, un papel protagonista en el combate a la pandemia, y también conviene mencionar su agrupación en grandes consorcios regionales, como el del Nordeste, el del Centro-Oeste, o el del Sudeste, para defender intereses mancomunados y proyectar, junto al Gobierno Federal infraestructuras comunes.
Ramón Jáuregui: Quisiera para finalizar preguntarle a Fernando que nos concretara la perspectiva de las empresas españolas en Brasil a propósito del comentario que hacía Ignacio hace un momento sobre la situación económica.
Fernando García Casas: Muchas gracias, sólo unas pinceladas en función del tiempo que nos queda. Las empresas españolas empezaron a llegar en la década de los 90, están profundamente arraigadas en el tejido social y económico brasileño, y han estado aquí en los buenos tiempos, y en los tiempos no tan buenos. Tienen voluntad de quedarse, y también lo que podríamos llamar “apetito inversor”: en la medida en que las reformas anunciadas se concreten, así como el programa de licitaciones y privatizaciones anunciado por el Gobierno, están dispuestas a seguir invirtiendo. Y a participar en realidades tan poderosas como el programa PPI de Parcerías por Investimentos y el ProBrasil.
Son empresas cuyos directivos son en gran parte brasileños; empresas que transfieren tecnología, pagan impuestos, que han creado 180.000 empleos directos y cuya responsabilidad social corporativa beneficia a más de cinco millones de brasileños. Una responsabilidad social que se ha visto incluso incrementada con la pandemia mediante financiación de camas UCI, compra masiva de cestas básicas, descuentos y aplazamiento en los pagos a familias vulnerables, donación de productos de alimentación y un largo etcétera. Está siendo una gran expresión de solidaridad.
Son empresas que operan en los sectores bancario y financiero, de telecomunicaciones, electricidad, energías renovables, infraestructuras, seguros, autovías, material ferroviario, seguridad, alimentación, ingeniería, líneas aéreas, industria turística, por citar sólo algunos.
Con un stock de inversión superior a los 48.000 millones de euros en 2018, esas empresas hacen que España sea el segundo o tercer país, según los años, en inversión extranjera directa.
Esas empresas son una clara apuesta por el futuro y el ulterior desarrollo de Brasil, y conectan muy eficazmente a ambas sociedades. A ello contribuyen instituciones como la Cámara Española en São Paulo, o como la Cámara Brasil – España y la Fundación Consejo Brasil – España, ambas en Madrid. Esta intensa vinculación empresarial es un elemento esencial en la relación bilateral y algo por lo que vale la pena seguir apostando.
Ramón Jáuregui: Yo creo que nos llevamos la sensación de este encuentro tan rico e interesante con los dos Embajadores – con el Embajador de España y con el jefe de la Delegación de la Unión Europea en Brasil – de que el país está, digamos, fuera del anecdotismo que se traslada en esta etapa de comunicación social. El país está, en ese sentido, más sólido, dando pasos en un proceso modernizador muy importante; un ejemplo muy importante es la reforma de la seguridad social que se hizo el año pasado en Brasil, que ningún Presidente había conseguido y que Bolsonaro sí fue capaz; igualmente esas otras reformas que habéis anunciado también son muy significativas.
Terminamos este encuentro agradeciendo a los dos Embajadores ya que ha sido un desayuno muy interesante y enriquecedor para nosotros. Como sabéis, Ignacio y Fernando, tenemos la intención, la Fundación Euroamérica, de acudir a Brasil, que es el país más importante desde el punto de vista económico. Este año no ha podido ser lógicamente, pero sí pretendemos hacerlo el año que viene dentro del marco de los foros que celebramos anualmente en un país latinoamericano. Estuvimos en México el año pasado y vamos a ver si es posible que el año que viene, antes del verano europeo, podamos visitaros.
En nombre de la Fundación Euroamérica, y de todos nuestros patronos que nos acompañan en este desayuno, muchas gracias.