Alabó los logros alcanzados por la mayoría de los países latinoamericanos, tanto desde el punto de vista político como económico, con un crecimiento general y sostenido en el tiempo. Hizo mención especial a la política del Presidente Lula en Brasil, quien fue capaz de dar un impulso fuerte al crecimiento económico, garantizando una distribución más equitativa entre la población.

En cuanto a su país, comentó la influencia francesa en el continente que es, en especial, a nivel intelectual. Esta influencia, desarrollada en los S. XIX y XX ha tenido como resultado el hecho de que en América Latina existe la red de la Alianza Francesa más grande del mundo o que los latinoamericanos sean el grupo de estudiantes más importante en Francia, tras los marroquíes y los chinos.

En su disertación habló del papel que tiene que jugar Europa, tanto en América Latina como en el mundo en general. “La globalización es un hecho”. En este sentido afirmó que la importancia de un país “se mide por su capacidad de proyección internacional” y abogó por la cooperación empresarial dentro de Europa, para ser más competitivos fuera del continente, destacando igualmente lo positivo de la “rivalidad amistosa“entre empresas francesas y españolas en sus inversiones en Latinoamérica, como también ocurre con otras alemanas o de otras nacionalidades europeas. Concluyó diciendo que América Latina va a continuar su desarrollo durante este siglo y el reto es saber si va a ser Estados Unidos, Asia o Europa quien tenga una posición de privilegio en sus relaciones con la región. Para que sea Europa su socio privilegiado, tendrá que construir una oferta atractiva y para ello el papel de España es fundamental.

Tras su intervención, los asistentes al desayuno le felicitaron por los dos franceses galardonados con los premios Nobel de Literatura y Economía, para pasar a un interesante coloquio donde se tocaron diferentes temáticas como la renovación de los acuerdos de Asociación que existen entre la Unión Europea y Latinoamérica, el TTIP con Estados Unidos, la importancia de la influencia cultural que podría ejercer Europa en el resto del mundo, las diferentes posturas en Europa con respecto al crecimiento, la importancia de un sistema educativo más adaptado a las necesidades empresariales, que nos haga más competitivos, entre otros.